viernes, 30 de abril de 2010

¡Así es la Adolescencia!


Así es la adolescencia...
Un inmenso rompecabezas con millones de piezas que, para poder armar correctamente, se necesita la ayuda de alguien que ya haya armado el suyo, pues de lo contrario la estructura de esa vida permanecerá en un terreno falso que en cualquier momento, se derrumbará.

¡Yo Necesito Saber!


Yo soy una adolescente y he sentido que la gente
Sólo me está criticando cuando me pasa mirando.
¡Yo necesito saber por qué esas cosas pensé…!

Un día por la mañana me sentí muy asustada
Cuando un dolor de vientre en mí sentía muy fuerte.
¡Yo necesito saber qué es lo que debo hacer…!

Caminando hacia el colegio alguien me daba un consejo,
Me decía que en la vida tengo que ser atrevida.
¡Yo necesito saber si en eso puedo creer…!

Cuando un chico me miraba, me sentía emocionada,
Pero también apenada por lo que otros pensaban.
¡Yo necesito saber si eso es malo, o está bien…!

Mami, me sentí muy triste porque una fiesta no hiciste,
Cuando dije que en mi grado nota buena he sacado.
¡Yo necesito saber si me puedes comprender…!

Yo veo al tiempo pasar y me pongo a recordar
Cuando jugaba muñecas y era una niña traviesa.
¡Yo necesito saber por qué no lo he vuelto a hacer…!

¡Yo necesito saber, para poder comprender
Cómo es que en sólo un segundo, siento que se acaba el mundo,
Cuando algo quiero expresar y nadie quiere escuchar!

miércoles, 28 de abril de 2010

"LA ADOLESCENCIA" (años 1960, 1980, 1990 y 2010)

Para hacer posible una comparación entre la adolescencia de los años 60, 80, 90 y 2010 (hace 50 años, 30 años, 20 años y en la actualidad; respectivamente), es necesario definir, antes, lo que se conoce como “adolescencia”; así pues me permito recordar al conocido Psicólogo Jean Piaget quien, como hemos estudiado anteriormente, divide el desarrollo humano en diferentes etapas; así Piaget determina un “Período de las Operaciones Formales, que se presenta cuando llega el niño a la edad de la adolescencia y continúa a lo largo de toda su vida adulta”. En función a ello, se dice que en la adolescencia aparece el pensamiento formal donde el individuo adquiere la capacidad de razonar más conscientemente acerca de la vida, sin embargo, no podemos olvidar que el adolescente apenas está dejando de ser un niño, por lo que aún tiende a presentar conductas infantiles. En el mismo orden de ideas y previa consulta de algunos conceptos, me permito definir la adolescencia como un período diferenciado del desarrollo humano que marca una transición entre la infancia y la adultez, esto es, el adolescente no es un niño pero tampoco un adulto. Se dice que la pubertad es quien da inicio a la adolescencia, puesto que en ella se suceden una serie de cambios biológicos que determinarán la adolescencia, pero; en esta última también ocurren cambios psicológicos y sociales. También es oportuno destacar que al hablar de adolescentes, existe la tendencia de juzgarlos como “inmaduros y rebeldes” pero sin detenernos a pensar que, en algún momento, hemos sido, o somos, adolescentes y que sólo basta recordarlo para comprenderlos un poco, porque ya hemos estado en su lugar. De esta manera, podríamos comprender que la adolescencia es una etapa donde se nos abre un mundo de posibilidades y dificultades que, por falta de experiencia quizás, no sabemos cómo abordar lo cual pasa a generar un sin fin de confusiones que, acompañadas de cambios biológicos u hormonales, dan inicio a “la edad de los problemas” (por nombrarlo de alguna manera).
Ahora bien, remontándonos un poco hacia el pasado, podemos encontrar que, en los años 60 (hace 50 años), los adolescentes tenían ideales muy diferentes a los de nuestros tiempos, para entonces predominaba el rock and roll y los adolescentes se interesaban en ser artistas representativos de esa música y, en muchos casos, no les importaban los gustos de sus padres sino que se preocupaban por sus propios intereses creando su propio estilo de vida. “Durante los últimos años de la década brotó el movimiento hippie con sus proclamas de frower power y amor libre”. Durante esa época, el alcohol, las drogas; entre otros aspectos; eran característicos del momento; así como también, el cine, la moda, el arte; formaban parte de un estilo de vida de los adolescentes. En este sentido, vale la pena recordar la reciente producción del canal “Venevisión” la serie juvenil – musical “Somos tú y yo, un nuevo día”, la cual estaba enfocada en los años 50 (no tan lejos de los 60), donde se pudo observar un poco que el estilo de vida que llevaban los adolescentes de esa época era muy parecido, por no decir igual, al que se describió de los años 60. Por otra parte, en los años 80 (hace 30 años), los patrones de vida adolescentes no habían cambiado mucho, es decir, seguía presente el interés por la música y la moda; sin embargo, es para esta década cuando empieza a surgir la preocupación por el físico, por tener “buen cuerpo”, así pues empezaron a salir los productos light. Luego, para los años 90 (hace 20 años), los adolescentes siguen preocupados por mostrar el cuerpo ideal, sobre todo en el caso de las chicas, en esta época empiezan a surgir las nuevas tecnologías y a llenarse los mercados con nuevos artefactos que pasan a ser la atracción del momento y en especial de los adolescentes; también, es importante mencionar que los adolescentes empiezan a tener más acceso a las drogas. En otras palabras, en los años 90 se abre un mundo lleno de factores externos que influyen tanto positiva como negativamente en el desarrollo de la adolescencia. Y ya para finalizar, puedo deducir que, en la actualidad los adolescentes siguen teniendo un mundo lleno, y ahora con mayor intensidad, de recursos que pueden ser factores de riesgo o de protección según lo amerite el caso. No tan distinto al pasado, el aspecto físico y la aceptación social siguen siendo la principal preocupación de los adolescentes, sólo que hoy en día se han sumado otros medios para representar dicha aceptación social, tales como el internet, los videojuegos, el chat, las nuevas modas y estilos; por mencionar algunos.
En función a todo lo antes expuesto, quisiera expresar, además, que el motivo de preocupación a este respecto, no necesariamente debe enfocarse hacia la diversidad de medios y recursos existentes; sino hacia la educación en valores tanto en el ambiente familiar como escolar que debe recibir cada individuo, especialmente durante su adolescencia, debido a que esto es lo que va a determinar si tales medios son factores de riesgo para el individuo, es decir; sabemos que los riesgos siempre están presentes, pero va a depender de las armas que tenga el individuo (en este caso la educación que reciban), si tales riesgos realmente le afectarán convirtiéndose en un problema, asimismo, me permito afirmar que un adolescente con buenas bases morales no será vulnerable ante los riesgos de la sociedad actual.

¿CÓMO ERA YO EN MI ADOLESCENCIA?

Una pregunta más justa y bien intencionada no puede ser otra que “¿cómo era yo en mi adolescencia?”... ¿será posible que los adultos de hoy se tomen un tiempo para hacerse esa pregunta?... o ¿será que al ser adultos ya no importa la adolescencia?... ¿será entonces que, mientras el mundo de un adolescente está a punto de estallar por tantas emociones y tantas hormonas alborotadas, a un adulto sólo le interesa juzgarlo por irresponsable y otras tantas cosas más?... pues no estoy de acuerdo y no me parece justo, porque si bien es cierto que un adulto tiene complicaciones en su mundo de “adulto”, no es menos cierto que en el mundo de la “adolescencia” existen muchísimas complicaciones más; y me atrevo a afirmar, con el debido respeto a los adultos, que estas complicaciones pueden llegar a ser más delicadas (por no decir graves) que las de adultos; porque precisamente se les llama “adultos” a las personas maduras que ya han tenido experiencia de la vida y que, en consecuencia, ya saben cómo abordar adecuadamente a sus problemas para darles solución. Sin embargo, en la mayoría de los casos, un adolescente no tiene idea de cómo hacerle frente a sus problemas, que quizás al inicio ni siquiera pueda llamarse problema, y es entonces cuando necesita la ayuda de un adulto, pero ¿qué creen? Los adultos no tienen tiempo para perder escuchando “tonterías de adolescentes inmaduros”; es entonces cuando ese adolescente empieza a sentir que sus padres no lo quieren, que ellos están en su contra, que su vida no vale… y un sin fin de creencias negativas que se centran en su mente, y es allí donde el tema se convierte en un verdadero problema; porque, aunque no lo crean mis queridos adultos, con esa actitud sólo empujan a sus adolescentes hacia el gran abismo de riesgos que representa esta sociedad actual, eso va desde malas juntas, de paseo por las drogas y, en el peor de los casos, hasta llegar a los lamentables suicidios de adolescentes.
De allí que, lo ideal sería que los adultos se tomen al menos unos cinco minutos de su delicado y valioso tiempo y hagan un pequeño huequito en su agenda, para que reflexionen acerca de ¿cómo fueron durante su adolescencia?, tal vez esta medida, que no parece ser tan complicada serviría para evitar muchos ratos amargos que se le atribuyen a la más temida de todos, “la Adolescencia”. Tal vez en esa simple pregunta esté la clave para comprender un poco a nuestros adolescentes que, más allá de ser culpables por sus actos, sólo son victimas de una etapa de cambios en sus cuerpos, en sus mentes, en su entorno… en sus vidas.
¡Hey, pero no todo lo que viste de adolescencia es malo!... también debemos reconocer en ella se viven muchas gratas experiencias ya sea en compañía de los amigos, la familia o un romance tal vez. En definitiva, vivir la adolescencia es como caminar a pies descalzos sobre pintura fresca, que aunque muchos no lo noten, en cada paso que damos se nos marcan más los pies, pero, aunque en realidad podamos lavar esas marcas de pintura, las marcas de los pasos que damos en la adolescencia quedarán como huellas imborrables en nuestras vidas.
Hoy como adulta joven, me permito recordar que en mi adolescencia he sido, primeramente afortunada por tener unos padres que se encargaron de inculcarme una serie de valores morales con los que he podido defenderme de los riesgos sociales y, asimismo, crear mis propios principios que se convierten, a la vez, en factores protectores para contrarrestar los innumerables factores de riesgos existentes. También quiero mencionar que, a pesar de tener siempre una visión de futuro y estar consciente de que mis pasos quedarían marcados a lo largo de mi vida, hubo momentos en los que quise comerme al mundo; pero tal vez deba reconocer también, que esos deseos de comerme al mundo se vieron limitados por esa consciencia que tenía… tal vez me apresuré en ser “adulta” y me perdí de vivir al máximo la etapa de las locuras… o tal vez sólo fui una adolescente distinta, por no decir, una adulta prematura. Sin embargo, considero que como adultos, indistintamente de nuestras experiencias de adolescentes, no debemos olvidar que un día lo fuimos y que todos pasamos por esa vereda en el camino de la vida, de pronto algunos pasamos muy rápido y otros no quieren salir de allí; pero es importante recordarlo para así poder comprender a quienes están entrando a esa vereda cuando ya nosotros hemos salido.
En resumen, hoy quiero hacer la invitación, a aquellos adultos que al salir de esta vereda no han vuelto a mirar atrás y ya se olvidaron de lo difícil o divertido que pudo ser su paseo por la adolescencia, a que se detengan un momento en la autopista de la adultez y recuerden un poco ¿Cómo fueron durante su adolescencia?... Quizás fueron más difíciles de comprender que sus adolescentes de hoy.

Toledo Marlin.